Decisiones, Consultoria y Darwinismo

Juan acababa de hacer un excelente proyecto en una fábrica de Portugal. Había logrado incrementos de rendimiento en la fábrica de muebles de más del 25%. Mi relación con él era excelente y se sentía a gusto con la empresa. Tenía un buen salario, disfrutaba con el trabajo y estaba plenamente integrado en el equipo. A pesar de todo acabó dejando la empresa.

Con Juan siempre había tenido un diálogo fluido, nos entendíamos bien y tenía un peculiar sentido del humor que nos hacía pasar muy buenos ratos. Pero en los últimos meses me había transmitido su preocupación por las diferencias existentes entre su perfil y el del resto del equipo, que él, a diferencia de mí, consideraba esenciales. Juan no era ingeniero superior ni tenía un MBA.

A pesar de su excelente encaje en el equipo, no fui capaz de convencerle de la razón por la que buscábamos candidatos en ESADE e IESE no era una cuestión elitista, era una cuestión de “eficiencia en la toma de decisiones”. Así que acabó poniéndose a estudiar.

fabrica-mueblesEl motivo por el que dividimos el mundo en categorías y la razón por la que tendemos a definir una cosa, concepto idea en base a un pequeño conjunto de características, que lo integra en una de esas categorías, es una cuestión de eficiencia en la toma de decisiones.

Yo sé que la probabilidad de que encuentre un candidato adecuado en un proceso de selección entre los alumnos de las escuelas anteriores es mayor que en el amplio colectivo del resto de la humanidad, lo que no quiere decir que no haya excelentes candidatos entre el resto de mortales, que teniendo el perfil requerido, han aprendido gracias a la práctica y a una nutrida biblioteca, con ejemplares de todos los gurús del management; P.Drucker, T.Peters o M.Porter…

esade-logo1Por la misma búsqueda de eficiencia y para cumplir con las leyes de la termodinámica, que nos hacen vagos por naturaleza, las personas tendemos a dividir el mundo en categorías que nos simplifican la vida. Cuanto más amplias las categorías, más fácil es tomar decisiones y adoptar una posición respecto de los grupos. Yo por ejemplo, que soy nacido en Barcelona me las veo y me las deseo, delante de mucha gente, para hacerles entender que no soy ni del Barça ni del Madrid, simplemente no me gusta el fútbol. Lo sé, soy rarillo, pero parece que un buen número de mis compatriotas han dividido el mundo en dos: los del barça y los del Madrid y ni se les pasa por la cabeza, que pueda existir una tercera o una cuarta categoría.

En nuestro día a día pasa lo mismo, tendemos a crear categorías: ateos-creyentes, demócratas-republicanos, de derechas-de izquierdas. Las clasificaciones más sencillas son aquellas que sólo mantienen dos categorías. Pero además cada una de esas categorías lleva implícitas toda una sería de características, como si todos los que entran en la mismas fuesen clónicos. Una vez te encajan en una de ellas, te endosan todos los atributos, te correspondan o no.

Lo de las categorías además tiene su gracia porque además, tendemos a situarnos en aquella categoría que más nos gusta, la dominante a nuestro entender, cargada de atributos positivos de los que nos apropiamos de manera inmediata. Así si  te sientes conservador, eres prudente, reflexivo, serio, formal, realista y los innovadores son idealistas,  no tocan de pies al suelo, irracionales, poco formales y  llegan tarde a todos lados. Nada malo tú, todo lo malo ellos.

barcamadridYo por ejemplo estoy en la categoría de consultor. El ser consultor me contagia inmediatamente a los ojos de muchos directivos de empresa de un montón de atributos que no deseo. A pesar de estar tirando adelante un nuevo modelo de consultoría, a la que digo la palabra consultor me pondrán en el saco de  TOOOOODOS los demás consultores, cargándome con todos los atributos con que mi interlocutor haya construido la palabra consultor. Esto sucede porque es más fácil y eficiente dividir el mundo entre consultores y ejecutivos. Los consultores somos analíticos, charlatanes, teóricos, poco prácticos, idealistas, alejados del terreno, no orientados a resultados, elegantes, trabajadores y prepotentes.  Un intermedio no existe, al igual que o soy del Barça o soy del Madrid, o eres consultor, con todo lo que ello conlleva o no lo eres.

Resulta sorprendente que en un mundo, el de la dirección de empresas, lleno de titulados superiores con MBA, ellos que en su momento eran capaces de hacer cosas tan sofisticados como integrales o resolver ecuaciones diferenciales, tengan que moverse por el mundo en base a modelos tan primarios. La razón está en el ritmo que llevamos, que te obliga a tomar decisiones ágilmente.  Si además tienes que defender tu decisión frente a los superiores, peor, pues ellos aplicarán los mismos filtros mentales y tendrás que romperte los cascos para defender tus propuestas contra natura, asumiendo más riesgo del necesario.

darwin_51Da lo mismo que las decisiones así tomadas sean mediocres, si tomas demasiadas decisiones mal, antes o después el sistema te pondrá en la calle, y pondrán un nuevo ejecutivo en tu lugar, que con un poco de suerte para el accionista lo hará mejor. De ir a un sistema que evoluciona guiado por la razón, vamos a un sistema guiado por una toma de decisiones rápida, casi aleatoria. La evolución de las empresas parece más guiada por una selección natural de ejecutivos y empresas que de casualidad la aciertan, que no por la razón. Más próxima al Darwinismo que al Creacionismo.

AUTOR: Fernando Gastón Guirao

6 respuestas to “Decisiones, Consultoria y Darwinismo”

  1. Este post me recuerda cuando en mi primer trabajo serio, un director al que caí en gracia me dijo un día:

    «No puedo entender como una persona madura e inteligente como tú puede ver Gran Hermano. Eso me cambia por completo el concepto que tenía de ti». Puntualizo que hablo de GH 1 (la mayoría de los siguientes me pareció desagradable) y que yo tenía 22 años.

    Yo le contesté que eso lo que tenía que hacer no era cambiar el concepto de mí, sino de Gran Hermano.

    Si reflexionamos al realizar la ineludible clasificación de las personas en algún grupo, igual podríamos ampliar y enriquecer las características que presuponíamos del grupo y no siempre al revés. Por ejemplo, en tu caso, cuando conocemos el hecho de que eres consultor, en lugar de pensar que Fernando es tal o cual porque es consultor, como ya sabemos algo de ti a través de tu blog, es más justo pensar por ejemplo: pues mira tú, hay consultores prácticos, y yo que pensaba que todos eran «vendedores de humo»…

  2. Es curioso, Fernando. Te anticipo un párrafo del libro que estoy terminando:

    …»en “El cisne negro” Taleb proclama que nuestro mundo está dominado por lo extremo, lo desconocido y lo muy improbable (según nuestros conocimientos actuales), y aún así empleamos nuestro tiempo en hablar de menudencias, centrándonos en lo conocido y en lo repetido. La distancia entre las opiniones es notablemente inferior a la distancia entre la media de las opiniones y la verdad. Esto nos conduce a la necesidad de tener que usar el extremo como punto de partida, no como una excepción que haya que esconder debajo de la alfombra. La historia es opaca. Se ve lo que aparece, no el guión generador de la historia. Es similar a la diferencia entre la comida que vemos llegar a la mesa y el proceso que podamos observar en la cocina. Y es que la mente humana padece tres trastornos cuando entra en contacto con la historia: (1) la ilusión de comprender, (2) la distorsión retrospectiva, y (3) la valoración exagerada de la información factual. El análisis aplicado y minucioso del pasado no nos dice gran cosa sobre el espíritu de la historia, sólo nos crea la ilusión de que la comprendemos, afirma Taleb.

    En general, vivimos en un entorno donde parece que ningún elemento singular cambiará de forma significativa el total. Continuamente tratan de encasillarnos: del Madrid o del Barsa, de izquierdas o de derechas, Ribera o Rioja… Sin embargo, las desigualdades a veces son tales que una única observación puede influir de forma desproporcionada en el total. De hecho, unas cuantas ocurrencias han influido de forma colosal en la historia. Estos son los cisnes negros, pero la realidad es que no estamos preparados ni formados para preverlos…»..

    De «Gestión en tiempos de crisis», Ediciones Deusto.

  3. Me ecanta este artículo…
    A mí personalmente me recuerda a muchos momentos en mi vida laboral, pero a pesar de tener que acarrear con las consecuencias de muchas decisiones que otros toman por nosotros, acabamos saliendo adelante, y nuevamente, tomando nuevas decisiones que, por supuesto, comprometerán a otros…

    Al final, pescadilla que se muerde la cola… Pero es lo normal.

  4. Excelente artículo Fernando. Ampliaría las categorías con las de edad y experiencia, para mí de las más utilizadas en una empresa:

    · Por ser joven no se presta la misma atención a las sugerencias o decisiones que se puedan comentar, de allí el término JASP que nació como intento de hacerse escuchar por parte de este colectivo, aunque terminó derivando más en una anécdota cómica que en una subcategoría (las categoría pueden dar mucho juego :-)).

    · Y la experiencia, ese conjunto de vivencias que se dice que enriquecen la sabiduría del individuo al haberse enfrentado a otras situaciones, que le dotan de poder para tomar decisiones o llevar a cabo acciones bien vistas por el resto de colegas o directivos. Si bien en muchos casos es un punto fuerte, en otros, como el que comentas en el post, implica que puedan producirse falsas expectativas por haber tenido suerte en el pasado, o pensar que la situación pasada es igual a la presente y mismas decisiones tendrán iguales resultados. Como anexo a esta categoría, comentar el caso de los novatos de la empresa, esos recién llegados del exterior para ocupar puestos de responsabilidad, pero por no tener aún tatuada la cultura o “saber hacer” (con muchas comillas en algunas compañías) de la organización son mirados con desdén al proponer ideas o soluciones, ya que “las cosas aquí se hacen de otra manera”.

    Que decir más que ¡VIVA EL CAMBIO!, pero que viva bien lejos jejeje. A ver si entre todos los improsofos vamos cambiando la mentalidad general.

  5. improvablog Says:

    Elena, gracias una vez más por tus aportaciones. Que sea considerado un consultor práctico, ejecutivo y orientado a resultados, depende de que se cree y se empiece a manejar el concepto de «consultor práctico» o «consultor ejecutivo» o «consultor lo que sea»…lo podríamos llamar «execons». Pero que tu y yo lo llamemos así no sirve, se tendría que empezar a utilizar el término de manera generalizada, habría entonces, consultores estratégicos, consultores de sistemas, consultores de RRHH, y «consultores ejecutivos». Entonces yo diría, buenos días, soy FGA «consultor ejecutivo» y poco más me haría falta explicar. Ahora es un poco más dura la vida y me mirn con desconfianza.

  6. improvablog Says:

    Juan, la verdad es que entran ganas de leer tu libro, no sé de donde sacaré el tiempo. «El cisne negro» es un libró que me encantó. Analizar las decisiones a posteriori es fácil, el análisis esta devestido de todo aquello que nos enturbia la toma de la decisión a priori. Es como los casos del IESE, con toda la info en los anexos, justo lo extremadamente difícil de conseguir en la vida real. Y a posteriori, lo que es difícil de valorar son cosas como la presión temporal que tenía la persona para tomar la decisión. Por ello los cisnes negros nos sorprenden, necesitaríamos mucho tiempo para identificarlos, procesar mucha información eliminando muchísima de ella, la vida real no nos da en general ese tiempo. Al final estamos abocados a movernos en la mediocridad, como dice Taleb.

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