El precio de la libertad

Si me preguntan si vamos a salir de la crisis, tengo clara mi respuesta, SÍ. Se podría achacar la respuesta a mi carácter enfermizamente optimista;  en parte sí, seguro, pero también estoy seguro de que no es la única razón.

En mi entorno inmediato el nivel de afectación de la crisis es medio-bajo, toda mi familia trabaja y van tirando, todos mis amigos tienen buenos empleos o son propietarios de empresas de mayor o menor éxito, quizás esto también me ayude a ser optimista. Esa falta de contacto directo(en cierto sentido) que tengo con la crisis me hace pensar, viendo la bolsa de más de 5 millones de parados, en que en España hay dos mundos casi aislados, el de la crisis y el de la no crisis, donde yo y mi entorno parecemos no estar inmersos, aunque sí afectados. Esos dos mundos separados combinan muy mal con la falta de solidaridad y el excesivo egocentrismo de esta sociedad. El conjunto no ayuda ser optimista, aún así, yo lo soy.

Yo trabajo en el mundo de la consultoría, un mundo muy tocado por la crisis, aunque no más que otros:

  • Miles de directivos despedidos que se ponen a consultores. Si vas a eventos de networking a vender, encontrarás a muchos de ellos. Este aluvión de directivos, junto con otros factores, ha hecho que las tarifas a las que puedes vender consultoría caigan entre un 30 y un 40%.
  • Muchas de las grandes consultoras han entrado a competir en segmentos de mercado en los que antes no competían. Y te los sencuentras en la sala de espera de las empresas, con sus impecables trajes de Armani, esperando a presentar sus propuestas, impecablemente económicas (algo menos glamourosas).
  • La contracción de la demanda de consultoría es un hecho. Las grandes multinacionales, grandes consumidoras de consultoría, marcan estrictas directrices en las que cualquier proyecto tiene que ser aprobada por el presidente corporativo mundial, un señor de pelo blanco, tez morena, sonrisa impóluta y que no tiene tiempo para leérselas.
  • Las empresas nacionales o están hechas polvo o se lo hacen elllas mismas, aunque tras los recortes apenas disponen de estructura para hacer otra cosa que sobrevivir.

Tampoco parece que el sector  económico en el que muevo sea el más adecuado para lanzar cohetes al cielo en signo de alegría. Aún así yo soy optimista.

Pero bueno, en algo debo fundar mi optimismo, ¿no? pues sí:

  1. Aunque mi sector está mal, mi empresa Improva, ofrece un perfil de proyectos de consultoría que se adapta muy bien a estos tiempos. No entro en detalles para no parecer que quiero vender.
  2. He asomado la nariz al otro lado del charco y he sido recibido con los brazos abiertos. He tomado conciencia de que no puede limitar mi horizonte de eventos a las fronteras de España. Más allá hay mucho que hacer, ahora lo sé y pienso aprovecharlo.
  3. Estoy rodeado por un equipo del que me siento sinceramente orgulloso No lucho solo por salir adelante: Carles, Alberto I, Toni, Nuria, Isabel, Ernest, Josep, Alberto II, Maria Jesús, Javier, Paco I, Paco II, Víctor, Juan, Joan, Alejandro, Fernando, Francesc, Carolina, Francisco.

Pero aunque en mi empresa nos vaya bien, tampoco creo que esa sensación, ese bienestar que siento y que me hace ser optimista, esté relacionado con esos resultados positivos.

A pesar de la dureza del entorno, aunque, bromas aparte, sea consciente de que el mundo está mal, de que España está mal, que todo está mal; cuando analizo profundamente que es lo que en mi interior me mueve al optimismo, cuando no me quedo en las superficiales apariencias de mis circunstancias, y entiendo qué es lo que hace que sienta un punto de esperanza, descubro dentro de mí una agradable sensación de libertad, de control de mis circunstancias.

La conclusión la tengo clara, es la enorme sensación de libertad que te da el ser empresario y poder elegir tu futuro, la sensación de que no dependes en exceso de las decisiones de los demás, de que eres el protagonista de tu vida y que puedes hacer cosas por tu futuro que si fueses empleado no podrías, lo que hay detrás de mi semi-racional optimismo. Y aunque parezca que en tiempos de crisis ser empresario no es la mejor elección, esa sensación de  libertad compensa con creces.

Y a ti, ¿No se te ocurre en qué emprender? Pues estrújate el cerebro, como país lo necesitamos e igual a ti te va mejor también.

AUTOR: Fernando Gastón Guirao

5 respuestas to “El precio de la libertad”

  1. Quizás la clave del éxito de Improva sea que los pensamientos positivos (optimismo) aumentan la productividad (he debatido esto antes y no todo el mundo está de acuerdo y en el fondo del debate subyace el enigma que también afecta a los robots: ¿qué se produce antes, el pensamiento o la acción…? Depende del contexto y las circunstancias de la acción o misión/reto).

    Pero es cierto que esta palabrería filosófica puede dejar indiferente a un parado de larga duración sumido en un pozo de adversidades, de los que ahora tanto abundan, y a los que también animo a emprender, precisamente ahora, y que piensen lo poco que tienen que perder y lo mucho a ganar… Les animaría a que recordaran en que se divertían y jugaban de niños/adolescentes cuando nuestros comportamientos eran mas espontáneos y verdaderos para encontrar un campo en los que sean únicos y los mas motivados.

    Puede ayudar a encontrar la luz emprendedora la Espiral del Pensamiento Creativo apoyada por reputados pedagogos del MediaLab del MIT, y base de la robótica educativa estructurada en misiones/retos en la que lo mas importante es el proceso, no los resultados (notas) obtenidos:

    1) Imaginar
    2) Crear
    3) Jugar, Experimentar, Compartir
    4) Reflexionar y Comprender
    5) Vuelta a empezar en un proceso iterativo con 1) Imaginar…

    Un abrazo, Fernando,
    Toni

  2. Temo que no te creo del todo Fernando. Hay bajas en tu lucha para sacar la empresa para adelante como las hay en muchas otras (incluida la mía). No me refiero a despidos, EREs y semejantes. Espero que de eso te hayas librado, no es una experiencia que desee a nadie. Me refiero a algo más sencillo de medir: El ritmo de publicación de este blog.
    Desde que descubrí tus excelentes artículos he sido un lector, y ocasional comentarista, fiel. Son tiempos de escasez en medio de la abundancia de lo mediocre. Ahora tengo que reducir mi dosis de Improsofía y es una pena.

  3. Hola Peter,

    no sé qué es lo que no acabas de creer :), si es que no nos va tan bien como explico, la referencia es que en el 2011 más que triplicamos facturación respecto a 2010 y volvimos a niveles de 2008 (un poco por encima), la rentabilidad menor. En 2012 esperamos crecer como un 20% y triplicar beneficio, vamos en línea. AHora, lo de cobrar es otra historia 🙂

    En cuanto al ritmo de publicación tiene dos componentes fundamentales, la principal el elevado tiempo que requiere cada post y el escaso tiempo de que dispongo para escribir, aún así lo sigo alimentando para que se mantenga vivo.

    Un abrazo y encantado de seguir viéndote por aquí.

    Fernando

  4. Gran comentario, buscaré el momento para reflexionar a fondo en él y contestarte.

    Un abrazo emprendedor,

    Fernando

  5. Juan Carlos Says:

    Genial, de esta filosofía tendrían que empaparse los políticos que nos desgobiernan. Igual cambiaban y mejorábamos todos.
    Saludos

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