Hace poco me llego este vídeo viral de un gatito con pesadillas al que le reconforta su mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=0Wr0qOg97Ho
Y me recordó a este otro impresionante momento: el reencuentro del león Cristian con sus «padres adoptivos»
https://www.youtube.com/watch?v=7cBWPJBG960
Cuando ves cosas como éstas te replanteas cuál es la diferencia entre el ser humano y el resto de los animales, qué es lo que realmente nos diferencia, si es que hay algo. Descartados los sentimientos, y evidencias hay muchas otras además de las mostradas, piensas que quizás sea la inteligencia.
Pero lees y te documentas y te das cuenta que la inteligencia es una cuestión de grados. Sí que es cierto que el cerebro humano es en términos relativos al peso del cuerpo uno de los más grandes de todos los seres vivos, pero no es ni mucho menos el mayor. Hay estudios al respecto:
http://lacomunidad.elpais.com/cortesamador/2010/9/9/raking-cerebros-animales
Si además observamos el obrar de muchas personas, te cuestionas si el hombre es realmente inteligente. Los ejemplos destructivos y poco inteligentes en la obra del hombre son variados. Como decía Einstein:
«Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera».
A la vista de su obra, si queremos evaluar la inteligencia del hombre respecto al resto de las especies , tendremos que tener en cuenta que el impacto del hombre en su entorno se ha producido no solo gracias a su cerebro, sino también a su capacidad para manipular el entorno.
Tenemos una significativa habilidad manual que nos permite hacer maravillas como la catedral de Burgos, la capilla Sixtina o el Titanic. Los delfines, por inteligentes que sean, no tienen manos que les faciliten alterar significativamente su habitat, pero además, difícilmente podrán gestionar el conocimiento de manera tan eficiente como nosotros:
- Se comunican pero no por escrito y
- No disponen de sistemas de almacenamiento externo (libros, ordenadores,…) que les permitan transmitir la información en el espacio y tiempo, acumulando dicho conocimiento y aplicando esa enorme acumulación a alterar su entorno en beneficio propio.
Tras darle vueltas hace días concluí que…
Si algo parece diferenciar al hombre del resto de seres vivos es la búsqueda de un sentido a la vida, en general, y a su vida en particular.
Para algunos la religión es la respuesta a esta pregunta, lo cual es consistente con los que argumentan que lo que diferencia al hombre es sus espiritualidad, pero como no todos los seres son religiosos y se han encontrado culturas humanas aisladas que nunca han tenido la necesidad de recurrir a Dios para comprenderse, me quedo con lo de la búsqueda de un sentido, que lo incluye, es más genérico y le veo la utilidad práctica. También es cierto que en esta búsqueda de sentido hemos fracasado hasta la fecha, lo que dice poco en favor de esta sutil diferencia entre hombres y animales.
Lo que está claro es que si algo da sentido a la vida no podemos ser nosotros mismos, que al final volvemos al polvo, sino que el único sentido a nuestra vida tan sólo nos lo pueden dar los demás, que seguirán aquí cuando nosotros hayamos desaparecido. Transmitamos lo que sabemos, creemos, transformemos el mundo con la esperanza de que en el futuro se encuentre ese sentido y nuestra presencia sobre la tierra haya servido de algo.
Justo antes del verano tuve la oportunidad de conocer a Eugenio de Andrés del Observatorio de Recursos Humanos, compartimos una comida en la que me contó la conmovedora historia de su sobrino Mateo, que nació con leucemia y necesita un trasplante de médula ósea para poder vivir. Hoy he recibido un correo suyo pidiendo apoyo para una iniciativa que se ha lanzado con el fin de informar, sensibilizar y fomentar la donación de médula, no para su sobrino, ya que es imposible hacerle una donación dirigida, si no para cualquier de los millones que hay en el mundo con un problema similar. La iniciativa se llama #medulaparamateo (www.medulaparamateo.com) y escribir este post me ha permitido darle por primera vez un sentido claro a improsofia, pero además espero que sirva para darle un sentido a la vida de cualquiera que lea esto y se plantee la posibilidad de compartir su médula.
Ya he hablado en post anteriores de que si algo hace fuertes a las organizaciones es aquello que las cohesiona, aquello que hace que las personas se esfuercen porque entienden que la labor que desarrollan tiene un sentido. Y como yo también buscaba darle un sentido a este blog me he decidido por dar respuesta a la petición de Eugenio. Espero que este escrito ayude a cohesionar a muchas personas alrededor de los niños, que como Mateo, dependen de una donación de médula ósea para sobrevivir. Una única médula donada por este ratillo escribiendo habrá valido la pena.
Fernando Gastón Guirao
Socio Director
Improva Consulting